16.12.03

Cójase un cáctus de a dos euros. Con infinito cuidado (y probablemente la ayuda de unas pinzas de depilar) ródeese con varias vueltas de cinta de casette a la que se le tenga especial rabia. Si se tienen ganas, pueden intentar ensartarse además bolitas de anís (de las plateadas para tartas de niños pequeños), en los pinchos. Por último, corónese la obra con una estrellita de cereal azucarado del capitán osito (siento no recordar su nombre artístico). ¡Et voilà: un original (y diminuto) árbol de navidad!