29.2.04

Señoras y señores, madammes et monsieurs, ladys and gentlemen:
Diminuta is back in town
(y su ortografía con ella).

24.2.04

Con vuestro permiso (o sin él, en realidad) me retiro unos días a mis aposentos, digo ombligo.

23.2.04

Cuando era todavía más pequeña, uno de mis mil cuentos favoritos (obviando Pulgarcito) era uno en que una niña se colaba por el auricular del teléfono e iba a dar a una casa donde la trataban mucho mejor que en la suya.
Pero luego crecí y me topé de bruces (aún sin tener claro donde tengo las bruces) con la cruda realidad: por más diminuta que una sea, parece que no le queda más remedio que tragarse doce horas de bus.
En fin.

22.2.04

¿Separar los cables coaxiales -especialmente los de los cascos del walkman (es que la diminuta analógica es analógica hasta la médula, la pobre)- es moralmente equiparable a separar a dos gemelas al nacer?
Consecuentemente: ¿harán una serie sobre su vida cuando la cinta aislante los reúna?
Nadie lo sabe.

Confieso. Soy una morosa (amorosa también, pero es muy fácil).
Debo. Debo tanto tanto tanto que.
Pero es porque soy de letras.
Y porque mis prestatarios, a veces, no saben quienes son.
Pero sé que se lo debo, el ser diminuta.

Sólo espero que los intereses sean proporcionales.
Y que Hacienda no se haga ilusiones.

¿Quién ha sido?¿Eh?¿Quién?
¿Quien ha dejado entrar a mis obligaciones laborales dentro del globo?

Si es que tiene que hacerlo todo una.

21.2.04

A veces pasa.
A veces pasa que te encantaría decir millones de cosas y no eres capaz.
A veces pasa que te levantas y eres mucho más diminuta de lo que nunca imaginaste.
A veces pasa que por la calle te encuentras una hucha al pie de un árbol, y piensas que es culpa tuya, por pensar demasiado.
A veces, el dueño del ombligo en el que quieres ser guardada (es mío, sólo mío, ¿vale?) hace su aparición en tu diminuta realidad.
A veces pasa que te encantaría decir millones de cosas y no eres capaz.
A veces, sólo ji ji ji ji ji ji ji ji ji ji ji ji hasta que se acaban las cosquillas en la garganta.

19.2.04

Conocía a una niña, Federica, que vivía en una caja vacía y oscura, pero no silenciosa. En la caja de Federica se oían todas las palabras que llegaban desde fuera, y rebotaban en las paredes, y se quedaban allí siempre con Federica. A veces, Federica oía que existía una niña que se llamaba Federica que vivía en una caja vacía y oscura, pero no silenciosa.
Y la envidiaba tanto.

18.2.04

Diminuta, ¿donde estás?
En la barriga del buey.

Todavía no, diminuta, todavía no.

16.2.04

Concepto del día: Comunidad Comunicativa.
Dícese de la red social que establecen personajes diminutos, cuyos miembros se comportan de manera tal que la información referida a uno de ellos puede ser conocida antes por el resto de miembros que por el propio (o por la pequeña) protagonista .

Se creía fuera de actividad hasta recientes (y psicodélicas) muestras de lo contrario.


Tan pequeña, tan pequeña y aún no sé hablar por teléfono.

En fin.

12.2.04

Insensatos.
Malas personas.
¿Cómo puede ser que no me hayáis avisado?
Hoy me he mirado al espejo y lo he visto: no tengo dos dedos de frente.
Cual madrastra de Blancanieves no he tenido más remedio que darle la razón.
Eso sí, le he aclarado el concepto flequillo.

11.2.04

Una de las ventajas de ser diminuta es que puedes enredarte en una palabra un poco larga y tardar días y días en salir de ella. Y esos días y días tu única realidad puede consistir en "suspiro", porque se te ha enganchado la ese en la falda. O en "azofaifa", que si no hubieses descubierto que es un árbol sería una palabra muy divertida para habitar unos días. O dentro de "globo" (que es un poco tramposa: porque tú entras y luego no hay manera de encontrarles las puertas a las oes) y te pasas con suerte una semana flotando.

Pero te ahogas en una molécula de líquido (y es que las esdrújulas son muy peligrosas, alguien debería advertirlo).

10.2.04

Alguien podría creer que mi falta de memoria se debe a mi escaso tamaño: como soy diminuta, me caben pocas cosas en la cabeza, y los posts que construye mi insomnio debo dejarlos debajo de la almohada. Pero ese argumento sólo es válido para mi hipernarratividad (otro día os la cuento).
Lo que pasa es que hay veces que miras hacia atrás y ves cada pieza exactamente en su sitio, sin moverse, formando claramente diminuta. Y luego te das la vuelta y ya no están, no puedes verlas, no existen porque no las ves. Sólo encuentras (hallas) delante de ti, y hasta el horizonte un montón de letras desordenadas que no tienes ni idea de cómo almacenar: mdinuati. Y algunos días también te olvidas de que sabes leer. Otros, te olvidas de que no tienes ganas de aprender.
Mi falta de memoria no es un problema de tamaño, es un problema de persepectiva.
O de dislexia.

9.2.04

Había una vez una niña que se llamaba diminuta.
Era tan pequeña que algunas veces, no había una niña que se llamaba diminuta.

7.2.04

Diminuta tiene la costumbre de repetir en alto las palabras que no quiere olvidar cuando se las escucha a alguien: para poder vovlerlas a mirar, para reconocerlas, cree.
Por eso diminuta se llama a sí misma diminuta.

4.2.04

Lo tengo: ¿para que sirve al tercera barra horizontal de la cruz ortodoxa rusa?
(esta vez prometo que no me sé la respuesta).

Cuentan que diminuta es muy pequeñita.
Cuentan que diminuta siempre es como la cuentan.

Cuando la cuentan.

3.2.04

Vale: resulta que es hallarse. En menos de una semana he sacrificado mis dos mejores dudas existenciales. ¿Y ahora qué?

Sólo puedo decir: leones, tigres, panteras, ¡dios mío!
(va a tener que serviros mientras encuentro algo que pueda llevar interrogantes).

Sí, ya sé que debería dirigirme al señor diccionario y aclarar mis propias diferencias (dícese cuando las dudas son divergencia de opiniones entre varias personalidades de un sujeto) respecto al tema "hallarse".
Podéis interpretarlo como mi particular mechón de cabello de Descartes.

Y esta página como precioso relicario.

Ya que he agotado mi pregunta existencial favorita, no me ha quedado más remedio que acuñar alguna otra expresión audiovisual que os permita haceros idea de lo límite de mi situación.

Cual punto al borde de la línea me hayo.

Leones, tigres, panteras, ¡Dios mío!

1.2.04

"Uno de los problemas de ser un personaje de ficción es que el narrador no se calla nunca" -pensó Diminuta.