19.2.04

Conocía a una niña, Federica, que vivía en una caja vacía y oscura, pero no silenciosa. En la caja de Federica se oían todas las palabras que llegaban desde fuera, y rebotaban en las paredes, y se quedaban allí siempre con Federica. A veces, Federica oía que existía una niña que se llamaba Federica que vivía en una caja vacía y oscura, pero no silenciosa.
Y la envidiaba tanto.