30.11.04

No sé qué paaasa que lo veo tooodo neeeegro.
(aunque parezca increíble)

29.11.04

Dengo uddos bocgos pocgos.
Ayd.
Ezbeddo gue no dsea alhergia a lad flodded.

O a lod colhodded.

28.11.04

Y hasta aquí mis conocimientos de html:
<"/html">.

Que se visualizaría como:
...de coloreh se visten lah floreh po la primaverah...

<"hover":se admite asesor de imagen con conocimientos de ídem>

A veces (pocas) soy minimamente consciente de que el peso del mundo no recae íntegarmente sobre mis diminutos hombros.
Aunque esto suele suceder después de haber sido aplastada por el peso del mundo, un segundo antes de que las pérdidas de memoria provocadas por la asfixia sean irreparables.


27.11.04

A veces el remedio es peor que la enfermedad.

Necesito un cambio de look.
Quizá unas extensiones de mí misma...

(se admiten propuestas... y apuestas).

26.11.04

Reneguemos del pasado academicista y conjuguemos el verbo "spaghetti":

Yo me mancho.
Tú te ríes.
Ella (mi madre) me lava la ropa.

Complemento circunstancial: tomate, por supuesto.

24.11.04

Onditas vienen.
Onditas vienen.
Onditas vienen y van.
A ritmo de vodka.

En mi cabeza.

23.11.04

Y el problema era que habían destituido al narrador anterior,
y el nuevo no se había mirado la historia.
Aunque era una historia diminuta.

22.11.04

A tomar por culo
(y que sean mis lágrimas las que me lleven a la alcantarilla).

Ahora que, a base de flexiones -y reflexiones-, he conseguido reconciliarme conmigo misma,
me ha crecido una sociopatía incontenible.
Aunque supongo que una sociopatía de mi tamaño es excesivamente inofensiva,
no me resisto a amenazaros:

Temblad, temblad, malditos.

21.11.04

A veces me sorprende que las motas de polvo parezcan tener vida propia.
Sobre todo cuando percibo mis similitudes dimensionales para con ellas.

¿brisa o destino?

17.11.04

Diminuta ha pasado a ser ínfima.
Y aún así, infinitamente imbécil.

16.11.04

Tengo frío.
Me sale de dentro de las rodillas, pero como soy diminuta y tiendo a la posición fetal,
hace el mismo efecto que si surgiese de la garganta. Y no puedo llorar porque tengo las lágrimas congeladas.
Tengo frío.
Y no sé a quién se lo he robado.
A falta de abrigo -y ombligo- me pondré unos paréntesis de lana.

15.11.04

Supongo que en la distancia paerzco aún más pequeña.
Que me pierdo -yo sóla- en la perspectiva.
Por no mencionar la torticolis que supone mirar el mundo en contrapicado.

13.11.04

Diminuta ora et labora (menos de lo que debiera).
Y -principio de la rima obliga- se reenamora.

Ays, maldita naturaleza decimonónica la mía.

12.11.04

Cuando menos curioso es el hecho de que,
a pesar de mi escueto tamaño, existan filos de cuchillos
aún más angostos que yo.
Y ande yo haciendo equilibrios sobre ellos.
Una vez más, paradojas en vinagre.
(also known as: hay que joderse).

Tengo al dueño del ombligo que quiero habitar metido en un disco.
Como soy diminuta, cuando lo pongo siemrpe dejo que la música me rodee,
y me dé vueltas como un hula-hop.
Y es como estar en el ombligo.
Pero con hilo musical.

10.11.04

Quién le iba a decir a diminuta que con sólo darle a un botón
iba a conseguir reduplicar (en realidad duplicar, el re es enfático) su esquizofrenia.
El caso es que la mitad digital de diminuta es ahora también dos.
Lo difícil es saber cual es el uno.
Y cual el cero.
Pues por muy dividida que esté, diminuta sigue siendo de letras.

9.11.04

Diminuta sólo cometió un error: concebir en la gilipollez.
Y así pudo caer en ella.
Inmediatamente se dió cuenta de que debía evitar concebir el amor eterno.
Pero sus pasos son tan cortos...

7.11.04

Ante las diferentes reclamaciones de incomprensibilidad,
(y la pereza laboral incontinente) aclaro:

Tan diminuta que soy me había perdido en tu ombligo,
y te encontré asombrosamente en mi sombra.

La diminutez implica inconsciencia (pues la conciencia es directamente proporcional a la capacidad craneal).
Quizá por eso ignoraba que era geométricamente imposible que habitaras tú mi ombligo.
O sólo quería que tus talones colgantes me hiciesen cosquillas en la barriga.
Y me enfadaba contigo todo el rato por ser tan tú grande, con un ombligo tan a mi medida, y ser yo tan diminuta, tan poco habitable umbilicalmente.
Ayer descubrí que mi sombra bailaba una canción que te había robado con unas pestañas ajenas. Mal que me pese, no eran las de Marlene (Dietrich, ¿cuál si no?).
Mi sombra estaba bailando con tus pestañas puestas, sin haberme avisado.
Ahora sé que habitas mi sombra y no mi ombligo,
me divierto proyectándome gigante por las paredes, para cobrarte el alquiler cuando te encuentre.

(y será más divertido cuando yo vuelva a tu ombligo y te habites a tí mismo por culpa de mi sombra).

6.11.04

-¿Cuánto?
-No sé.
-Di minutos, diminuta.
-Infinitos minutos diminutos (que etimologicamente son dos minutos de los normales).
-¿Y la minuta?¿Cuánto?
-No sé.
-Di.

5.11.04

Resulta que últimamente resulto irremediablemente resultona.
Con la redundancia de erres que ello comporta.

Y sin resultado de muerte, espero.

4.11.04

Agarradita
a
la
punta de mis pelos.

Situación en la que resulta imposible comerse las uñas.
Y observar el móvil.

1.11.04

Resulta ciertamente asombroso que, siendo yo tan diminuta, mis diferentes ideas posean longitud suficiente para enredarse en el grado actual.
Resulta ciertamente asombroso, pero mi tamaño me impide resultar proporcionalmente boquiabierta. Hecho fastidioso, pues quizá mi boca ejercería de conveniente salida de emergencia a embrollo de tal tamaño.
Si en ella cupiese.

Sólo espero no haberme atragantado con la mera hipótesis de la maniobra.

Como soy tan diminuta no se me oye.
O a lo mejor no sé gritar, pequeñaja como soy.
Lo que me obliga a tomar medidas drásticas, y musicales:

"Patim, patam, patum mucho cuidado con lo que hacéis,
patim, patam, patum a diminuta no ignoréis".
Digo piséis.

Si sois tan amables.

Y a veces nada puede impedir que los lunes se conviertan en domingos.
Sobre todo si es domingo desde el jueves.
O quizá me quedé atrapada en la hora que cambia.
Y yo que no cambio.

Me duele tanto la cabeza que preferiría haber sido decapitada (a guillotina, por favor).
Y me duele tanto el ombligo que no sé dónde guardarme.
Y, gajes de la diminutez, soy incapaz de decidir si lloro o está lloviendo.

Diminuta duda con todas las des que hay a su disposición.
Pero las des no dicen nada.
Y diminuta duda y duda sin poder determinar a la más tetuda
(chascarrillo inútil cuando se trata de ombligos).