24.12.03

Propuesta legal número 28356000701:
Que incluyan el abrigo de visón (¿bisón?)en la heráldica del municipio de provincias.

21.12.03

No sé. No sé. Pordría ser un ji ji ji ji ji ji ji ji ji ji ji ji ji infinito.
Podría ser que necesito más horas de sueño (alguien me está regalando días de 46 horas uno detrás de otro, lo que para una diminuta es todo un exceso). Podría ser que me afecta demasiado esa bonita reflexión que me asaltó en medio del viaje: ¿cuánto pesa una cabeza? (lo peor no es la reflexión en sí, sino todas las consecuencias correlativas:¿cuánto pesa un brazo?¿cuánto pesa una pierna?¿cuanto pesan, dios mio, dos cabezas?). Podría ser que ya tengo ombligo donde dormir, con hilo musical de Marylin Monroe. Podría ser que sólo estuviese posteando para sentir que cumplo con alguna obligación.
No sé. No sé.

19.12.03

Hay días tan largos que me hacen sentir todavia tan diminuta. Hay días tan largos que parece que te acuestes mañana. Hay días tan largos que no te acuerdas de lo que estabas diciendo hace cinco minutos. Hay días tan largos que ni siquiera tienes tiempo a postear. Hay días tan largos que su noche sólo puede ser corta.
Menos mal que Renfe me regala un prolongado descanso en sus cómodas literas para que me recupere de esos días tan largos y pueda protagonizar el anuncio del Almendro como dios manda.
Diminuta (también) les desea felices fiestas.

17.12.03

Eso está mucho mejor.
Y además os regalo una bonita reflexión sobre la injusticia de que Campanilla tenga que adquirir un tamaño normal (ejem) para poder culminar su relación sentimental con Peter Pan (el que lo único que quería era seguir siendo diminuto).
¿Alguien tiene un Neobrufen (400, no sea que a mi diminuto organismo le dé una sobredosis)?

Tengo legañas en los ojos. Tengo un desproporcionado dolor de cabeza. Tengo ropa tirada por el suelo. Tengo mucho mucho sueño. Pero no tengo ningún mensaje nuevo en el móvil.
Quiero que me escribas.
Quiero que me escribas.
Quiero que me escribas.
Quiero que me escribas para poder contestarte que no quería que me escribieses.

16.12.03

Cójase un cáctus de a dos euros. Con infinito cuidado (y probablemente la ayuda de unas pinzas de depilar) ródeese con varias vueltas de cinta de casette a la que se le tenga especial rabia. Si se tienen ganas, pueden intentar ensartarse además bolitas de anís (de las plateadas para tartas de niños pequeños), en los pinchos. Por último, corónese la obra con una estrellita de cereal azucarado del capitán osito (siento no recordar su nombre artístico). ¡Et voilà: un original (y diminuto) árbol de navidad!

15.12.03

Me resumo, que no consumo, en un suspiro (eso sí, pequeñito).

¡Ays!

Me llamo diminuta y soy adicta a los paréntesis. Empecé, bueno, como todo el mundo: algún que otro punto y coma de vez en cuando (me hacía sentir tan mayor, tan intelectual... ) De ahí, claro, pasé a construir frases con complemento predicativo, a la vez que a cada momento me daban más miedo las ciencias (temía las posibilidades existenciales de la física cuántica, me aterraba que la ósmosis me extrajese ideas inconfesables). Me refugié en una subordinación cada vez más incomprensible (relativos infinitos, ablativos absolutos y demás) y en mi peor época, confieso que llegué a probar el futuro de subjuntivo (sólo recordarlo se me eriza todo). Y luego... luego ya no sabía construir oraciones simples (lagrimita y sollozo), y mi familia dejó de hacer esfuerzos para entenderme.
(y lo peor de todo es que no me siento culpable).

14.12.03

Hay una niña que me espía desde detrás del interruptor de la luz.
Ayer, sin previo aviso, se tiró de cabeza a mi mesilla. Primero pensé que era su manera de protestar porque hacía demasiado que no le ofrecía ningún espectáculo interesante. Llegué a sospechar que había descubierto el blog (con esta mi discreción, no sería raro que hasta las niñas que espían detrás de los interruptores de la luz se hubiesen enterado ya de que tengo un blog) y se sentía traicionada. Pero luego me di cuenta que sólo tenía una mano: debe de ser difícil mantener el equilibrio detrás de un interruptor de luz con sólo una mano y toda esa cantidad de electrones yendo y viniendo sin parar.
Sólo para espiarme.
Creo que le pondré un poco más de glue-tack.

He comido paella. Y no es jueves. No puede significar nada bueno.

Falacias y nada más que falacias. Eso es.
Diminuta no tiene la boca pequeña, por lo menos no la diminuta analógica. Ni un día ha tardado en anunciar en su análogico mundo la existencia de una diminuta digital. Así no hay quien mantenga una esquiezofrenia en condiciones. Juego revuelto.

13.12.03

Una vez fui tan diminuta que sólo podía pedirle permiso al niño más maravilloso del mundo para que me dejase enredarme en sus helicoidales ideas. Pero nunca me dejó.
Luego crecí (ya sabéis esas cosas que hacen las caderas de las niñas, siempre empeñándose en demostrar externamente que sus dueñas ya pueden crear niños) y estudié y me olvidé de lo entretenido que era vivir en un mundo de gigantes (ah, sí, y el niño más maravilloso del mundo encontró a una niña de su tamaño).
Y ahora resulta que vuelvo a ser diminuta (como los puntos que ya ni se ven cuando se mira más allá de no se sabe donde) y sólo cuento con mis diez diminutos dedos los días que faltan para que un señor me guarde dentro de su ombligo.

(Perdón, es que había olvidado presentarme).

¡Últimas noticias!: epidemia de yaes afecta gravemente a diminuta (otro de los preocupantes síntomas es una obsesión metalingüística).

Champán para todos y agua (o zumitos) para los abstemios. La ilusión de esta mi nueva criatura ha vencido a la modestia y ya he enviado las invitaciones. Ya sé que solo hay dos posts... Pero ya se aceptan felicitaciones: ya tengo ensayado el sonrojamiento ante los inevitables aplausos.

Heme aquí que por fin doy cuerpo a mi esquizofrenia y comienzo una doble vida real gracias a las maravillas maravillosas de internet. Total, que ya soy dos. Solo espero que Hacienda no se dé cuenta.