15.12.03

Me llamo diminuta y soy adicta a los paréntesis. Empecé, bueno, como todo el mundo: algún que otro punto y coma de vez en cuando (me hacía sentir tan mayor, tan intelectual... ) De ahí, claro, pasé a construir frases con complemento predicativo, a la vez que a cada momento me daban más miedo las ciencias (temía las posibilidades existenciales de la física cuántica, me aterraba que la ósmosis me extrajese ideas inconfesables). Me refugié en una subordinación cada vez más incomprensible (relativos infinitos, ablativos absolutos y demás) y en mi peor época, confieso que llegué a probar el futuro de subjuntivo (sólo recordarlo se me eriza todo). Y luego... luego ya no sabía construir oraciones simples (lagrimita y sollozo), y mi familia dejó de hacer esfuerzos para entenderme.
(y lo peor de todo es que no me siento culpable).