14.12.03

Hay una niña que me espía desde detrás del interruptor de la luz.
Ayer, sin previo aviso, se tiró de cabeza a mi mesilla. Primero pensé que era su manera de protestar porque hacía demasiado que no le ofrecía ningún espectáculo interesante. Llegué a sospechar que había descubierto el blog (con esta mi discreción, no sería raro que hasta las niñas que espían detrás de los interruptores de la luz se hubiesen enterado ya de que tengo un blog) y se sentía traicionada. Pero luego me di cuenta que sólo tenía una mano: debe de ser difícil mantener el equilibrio detrás de un interruptor de luz con sólo una mano y toda esa cantidad de electrones yendo y viniendo sin parar.
Sólo para espiarme.
Creo que le pondré un poco más de glue-tack.