11.1.04

En Amsterdam hay unos barcos que se dedican a sacar del fondo de los canales las bicicletas que se han ido cayendo y suicidando y llenando de barro y óxido desde sabe dios hace cuánto tiempo.
Hay cafés que hacen exactamente lo mismo: de repente te encuentras una garra gigante arráncandote por la boca, también llenísima de barro, desde el fondo de tu infancia, la palabra bribón.
Deberían prohibir esos cafés, digo barcos.