26.1.04

Tenemos un problema. Las dos. La diminuta analógica y la digital. De hecho, se trata de un problema recíproco: el inconveniente de la diminuta analógica es la digital y vice versa (¿viceversa?). Algunos lo llaman esquizofrenia.
El caso es que el señor doctor me ha recomendado que las mantenga alejadas la una de la otra, no sea que se maten.
Y yo siempre obedezco al señor doctor. Así que rogaríamos a los lectores analógicos un exiguo (no puede ser de otro tamaño) favor: no os refiráis nunca a la otra.
¿Cómo que la otra?
Pues la que no es la una.
¿Y por qué eres tú la una?
Yo no he dicho que lo sea.
Ahora no me trates como a una loca.
¿Veis lo que pasa?
Claro que lo ven, son grandes, no imbéciles.

(ah, sí, y tampoco le deis de comer después de la medianoche).