20.4.04

Una es diminuta como un grano de arena.
Y los granos de arena siempre se quedan a vivir en los bajos de los pantalones, para que alguien los reencuentre cuando menos se lo espera.
Y los granos de arena siempre se pegan al cuerpo y se meten en el conducto auditivo molestando sutilmente los pensamientos.
Y los granos de arena siempre acaban en una botella de fontvella con otros millones de granos de arena.
Y no sé a donde quiero llegar.