26.9.04

Un código de barras puede ser la cosa más triste del mundo.
Si lo entiendes.

Lloro.
Y te quiero.
Y no sé qué más quiero.

(doy vueltas dentro del ombligo como un hamster en su ruedecilla,
y no me preocuparía si la jaula no estuviese tan lejos,
o si la metáfora incluyese al tambor de una lavadora que me dejase blanca y radiante).