12.6.05

alterofilia (así, sin hache)

se me ha vuelto a caer el calendario encima,
y esta vez, por algún extraño fenómeno gravitatorio o de cohesión hormigonaria,
no se ha limitado a traer consigo la alcayata de la que colgaba, sino que ha arrastrado tras de sí la pared. y con la pared, el armario que ya no tiene ropa de invierno y el que tiene toda la de verano y la cama deshecha con el pijama sucio encima.
y la casa, la acera y la calle; los coches bien y mal aparcados (con sus multas); el camión de la basura y los contenedores de reciclaje, los plátanos de paseo (que dan más alergia que los de trote), los centros comerciales para mayoristas y los supermercados ahorro, la torre de control del aeropuerto (a la que han seguido una serie de boeings 747 de aerolíneas bajo coste), toda la arena de la playa y parte de la del desierto, la red entera de metro con sus salidas de emergencia y máquina de billetes y guardia de seguridad para que no se cuele nadie y un par de pantalones bombachos que nadie quería ponerse.
debajo del montón de escombros no sé si intentar disolver el mundo con mis lágrimas radioactivas de tanto ver la tele o gritarle al mundo entero (que tengo encima) que por fin le he encontrado sentido al halterofílico deporte.
que no a mi vida.